A las dos y cuarto de la tarde del dia 21 de marzo de 2002, dos nacionalistas vascos de ETA asesinaron al único concejal socialista de Orio (Guipúzcoa) descerrajandole tres tiros en la cabeza. Primero le dispararon uno en la nuca, y tras caer al suelo lo remataron con dos tiros mas. Aquellos dos nacionalistas vascos querian asegurarse de que la voz del viejo concejal socialista jamas volviera a oirse en los plenos del ayuntamiento de Orio.
Esta nueva victima del fascismo nacionalista vasco es Juan Priede Pérez, y se trataba de practicamente un anciano de 69 años que un dia decidió presentarse a unas elecciones en Euskadi porque creia tener derecho a defender unas ideas politicas en las que creia firmemente.
Juan Priede sabia muy bien a qué se arriesgaba si se atrevia a defender en Euskadi unas ideas ajenas al nacionalismo vasco, pero como buen socialista (por favor, no pensemos en Odón) puso su valor por encima del terrorismo fascista y se decidió a defender en el Pais Vasco unas ideas prohibidas por un amplio sector del nacionalismo y ademas castigadas con pena de muerte.
Como siempre sucede con la inmensa mayoria de los concejales vascos que no son nacionalistas, Juan Priede tenia escoltas, es decir, estaba obligado a salir a la calle acompañado por policias armados hasta los dientes para evitar que fuese asesinado. El dia 21 de marzo sus escoltas le dejaron en casa a la hora de comer, con la intención de volver a recogerle en el momento que el concejal les llamase, pero desgraciadamente las personas acabamos cansandonos de llevar permanentemente a dos escoltas siguiendo nuestros pasos a todas partes y a veces cometemos el error de no estar permanentemente alerta, la cuestión es que Juan Priede pensó que no seria necesario llamar a sus protectores para ir a tomar un café al bar que hay próximo a su casa, y después de comer se fue al «GURU TXOKO», de la calle Aritzaga, de Orio.
Antes de entrar en el bar quiza vio un Peugeot 306, color gris. Juan Priede no lo sabia pero en aquel coche huirian sus asesinos. Al entrar en el bar, Juan Priede vio que habia pocas personas. Poco después, dos individuos armados (e indudablemente estúpidos) se dirigieron a él por la espalda y le dispararon un tiro a bocajarro en la nuca, rematandolo con dos tiros mas cuando cayó al suelo
¿Qué duda cabe de que estos dos etarras -a los que con tanta condescendencia suele tratar Arzallus- estaban y estan plenamente convencidos de que su «deber» era asesinar a aquel anciano por cometer el «horrible delito» de no creer en el fascismo nacionalista vasco?.
¿Qué duda cabe de que estos dos nacionalistas vascos tienen la absoluta certeza de que este hombre debia morir porque en Euskadi no puede quedar ni una sola persona que no esté de acuerdo con el fascismo nacionalista vasco?.
¿Qué duda cabe de que hay cientos de miles de personas en Euskadi que no condenan o apoyan este asesinato porque lo mas intimo de su ser les pide a gritos la ELIMINACIí“N de todos aquellos vascos que tengan la «desfachatez» de no ser nacionalistas…?
¿Qué duda cabe de que en el Pais Vasco se esta cometiendo un genocidio ejecutado o tolerado por TODO EL NACIONALISMO VASCO…?
¿Qué duda cabe?.
NINGUNA, ¿verdad?.
Efectivamente ninguna. Por desgracia asi es. Unos nacionalistas se encargan de matar convencidos de que «cumplen con su deber» asesinando personas por la espalda, otros nacionalistas se encargan de aplaudir por lo bajinis mientras hipócritamente «condenan» con solemnidad el asesinato, y los demas, los vascos que no son nacionalistas, o bien se limitan a irse del Pais Vasco para vivir con tranquilidad en otro lugar mas democratico, o bien acaban siendo nuevas victimas mortales del fascismo nacionalista vasco, o bien se arman de valor y esperan pacientemente a que una bomba o una bala cobarde les quite la vida por el «delito» de PENSAR de un modo diferente.
Y es que -aunque algunos nacionalistas no lo quieran reconocer- todos los vascos saben perfectamente que el hecho de no ser nacionalista lleva consigo un gravisimo peligro en Euskadi, y por ese motivo hay muchos, muchisimos vascos que prefieren no complicarse la vida y «convertirse» al nacionalismo para evitar los durisimos desprecios de Arzallus y los asesinatos de ETA.
Indudablemente nadie debe sentirse obligado a ser un héroe y por eso entiendo a los vascos cobardes que se transforman en nacionalistas o que no quieren dejar el nacionalismo fascista por miedo a ser excluidos o asesinados, pero lo que supongo que si deberian hacer es reconocer, al menos intimamente, la bajeza moral en la que han caido por miedo a morir o a perder ese estatus social o laboral tan extraordinariamente controlado por el PNV de Sabino Arana.