El mundo de la prostitución ha sido un colectivo estudiado por parte de los criminólogos de manera profusa, ya que son muchas las conductas antisociales que se producen en torno al mismo. Conductas que van desde el tráfico de personas hasta el consumo de drogas, sin olvidar, como es obvio, la explotación sexual. Hay que tener en cuenta que las prostitutas, dada su vulnerabilidad, son víctimas fáciles de numerosos delitos, incluido el asesinato.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los investigadores a la hora de estudiar un asesinato de una mujer de este colectivo, es el de la identificación de la víctima, lo cual puede ser en parte debido a su desarraigo social y a las circunstancias del mundo marginal donde se mueven.
En el caso que vamos a relatar no ayudó tampoco a la investigación la falta de coordinación que existía durante el último cuarto del siglo pasado entre los cuerpos policiales de toda Europa y la falta de protocolos estandarizados para la búsqueda de patrones en los delitos a nivel europeo.
El caso que traemos hoy a las páginas de Quadernos de Criminología, es el de Volker Eckert, un asesino y violador en serie itinerante, que utilizando su trabajo como conductor de camiones de gran tonelaje y realizando transporte internacional por toda Europa, asesinó a un mínimo de diecinueve mujeres.
El perfil de sus víctimas también facilitó que durante más de treinta años no fuese descubierto, ya que las mismas eran mujeres jóvenes, delgadas, preferentemente rubias, que ejercían la prostitución, y que aceptaban tener atadas las manos durante el acto sexual.
Posteriormente o a la vez que tenía sexo con ellas las estrangulaba con una cuerda u objeto similar hasta causarles la muerte. Además, les cortaba un mechón de cabello y hacia fotografías a los cadáveres con una maquina Polaroid.
Tenía una fijación de tipo sexual-fetichista con el pelo de las mujeres, le gustaba acariciarlo, olerlo, peinarlo, estirarlo… La firma de este delincuente es precisamente que cortaba un mechón de cabello a las mujeres a las cuales agredía, mechones que guardaba en su camión o en su casa junto con las fotografías realizadas, con el fin de rememorar dichos actos. Cuando fue detenido manifestó que solo de esta manera era capaz de obtener placer sexual.
Durante la evaluación psiquiátrica realizada por el doctor Norbert Nedopil, Volker Eckert, afirmó que ya desde pequeño disfrutaba acariciando el cabello de una muñeca con la que practicó cómo asfixiar. Recreó la fantasía con la muñeca hasta que le dejó de satisfacer, y fue entonces cuando empezó a matar mujeres para seguir obteniendo el mismo placer.
Volker Eckert nació en la localidad de Oeslsnitz, Sajonia, en la antigua República Democrática Alemana, el 1 de Julio de 1959, en una familia de clase media. Tenía otros dos hermanos, un chico y una chica.
En 1974 cuando solo tenía quince años, en la localidad de Plauen, una ciudad cercana a donde residía, asesinó a su primera víctima, Silvia, a la que violó a la vez que la estrangulaba. Una vez que realizó estas acciones, la llevó hasta un bosque cercano y ahorcó su cadáver en un árbol imitando un suicidio y la policía de Alemania Oriental lo registró como tal.
En 1988 fue condenado a doce años de prisión acusado de violación y agresión a tres mujeres. La unificación entre las República Federal y la República Democrática alemanas en 1990 favoreció que su expediente se perdiese, con lo que tras su salida de prisión en 1994 no se le realizó ningún tipo de seguimiento por los delitos sexuales cometidos.
Se trasladó a la ciudad bávara de Hof, una pequeña población de algo más de 50.000 habitantes y empezó a trabajar primero como pintor y limpiador, y más tarde como conductor en una empresa de transporte internacional de la ciudad de Colonia.
Empezó a recorrer Europa con un camión de gran tonelaje, y durante los doce años siguientes hasta su detención en 2006, realizó frecuentes viajes por Francia, Italia, España y por supuesto Alemania, regando de muerte las carreteras europeas.
Confesó que en Francia había asesinado en 1999 a una meretriz cerca de Burdeos. Asimismo, afirmó a los investigadores que había matado a una prostituta polaca de veintiocho años, llamada Angineszka Bos, en una carretera próxima a la localidad de Laon, en el Departamento de Aisne.
En España, dijo haber asesinado a tres prostitutas. La primera de ellas es Isabel Beatriz Díaz Muñoz, la única con nacionalidad española, originaria del barrio de hermanos Sabat de Gerona capital. Apareció asesinada el 9 de octubre de 2001 en Massanet de la Selva, Gerona. Eckert manifestó a los investigadores que la había contratado en agosto de ese año en una carretera de Lloret de Mar para tener relaciones sexuales con ella.
Su segunda víctima aún se encuentra sin identificar, aunque probablemente procedería de algún país de Europa del Este y tenía entre los 20-25 años. Se la encontró asesinada mediante asfixia el 1 de marzo de 2005 en San Saturnino de Osormot, también en la provincia de Gerona, junto a una carretera situada en el eje Transversal, muy frecuentada por camiones.
El de 2 noviembre de 2006, en un arcén de una carretera de San Julián de Ramis, Gerona, solicitó los servicios sexuales de varias prostitutas, pero todas ellas se negaban al indicarles que para practicar el sexo deberían de estar con las manos atadas. Quien sí accedió fue una meretriz búlgara llamada Miglena Petrova Rahim, nacida en Dobrich, Bulgaria, el 25 de mayo de 1986 que accedió a ello. Una vez realizado el acto sexual la estranguló, con una cuerda, recortó unos mechones de su pelo y le realizó varias fotografías. Acto seguido, se dirigió a la localidad de San Feliu de Llobregat, dejando el cadáver de la mujer en la cama de la cabina del camión, y con mucha sangre fría, sin mostrarse para nada nervioso, descargó las 20 toneladas de plástico que portaba en su camión en la empresa Neoplástica de España.
Una vez terminó condujo su camión Volvo hasta las proximidades del campo de futbol de la cercana población de Hostalric, esperando hasta que cayó la noche. Entonces descargó el cuerpo de Miglena, dejándolo tirado en las proximidades. Acto seguido montó en su camión e inició el camino de regreso a Alemania. Posteriormente se supo que Miglena se encontraba embarazada de tres meses en el momento de su muerte.
La casualidad quiso que una empresa de logística acabase de colocar unas cámaras de CCTV como sistema de seguridad y esta captase la matricula del camión lo que llevo a Lucas Oswaldo Giserman, juez del Juzgado de instrucción nº 3 de Santa Coloma de Farners a pedir una comisión rogatoria internacional a fin de interrogar a Volker Eckert en Alemania.
Fue detenido por la policía alemana en Colonia, Renania del Norte-Westfalia, el día 17 de noviembre de 2006 cuando se disponía a dejar el camión en la empresa para la que trabajaba.
Sus vecinos de la ciudad de Hof le calificaban como una persona “muy amable, educada y solidaria”.
Durante los interrogatorios que tuvieron lugar tras la misma, no facilitó a los agentes otra información que la que estos ya conocían, declarándose autor de la muerte de seis mujeres, tres en España, dos en Francia y, al objeto de no ser extraditado a España, confesó también el asesinato de su primera víctima.
En el interior de su domicilio y en la cabina de su camión se encontraron a modo de trofeos varias fotografías Polaroid, en cuyo reverso había escrito comentarios obscenos, y mechones de cabello. También encontraron ropa íntima femenina de sus víctimas y unas notas manuscritas que describían algunos de los crímenes cometidos. Muchos de estos efectos pertenecían a mujeres que no se han logrado identificar.
En su domicilio se encontró una muñeca hinchable, con una peluca de pelo natural, con la que Eckert se masturbaba mientras apretaba un cordón alrededor del cuello de la misma.
Una vez que fue detenido, se estableció un grupo de trabajo policial europeo con agentes de Italia, Francia, Alemania, y España a fin de revisar casos sin resolver siguiendo el modus operandi de Eckert durante el periodo en que se considera que estuvo activo este asesino, entre 1974 y 2006, con lo que el número de víctimas posibles podría llegar a ser mucho más alto.
Una vez detenido, las autoridades italianas, país donde realizaba sus trayectos con más frecuencia, afirmaron que habían encontrado cerca de cuarenta casos de prostitutas asesinadas sin esclarecer siguiendo el modus operandi de Eckert.
La policía alemana, a su vez, afirmó estar investigando tres muertes, dos prostitutas tailandesas de 49 y 54 años y otra mujer de nacionalidad rumana de 22 años, en la ciudad de Hof, donde residía Eckert.
En marzo de 2007, en una reunión de Eurojust, se acordó que Volker Eckert fuese juzgado en Alemania, debido a que era el país “mejor situado para juzgar todos los hechos”.
Al ser detenido expresó a los agentes “estoy tan desquiciado que me siento aliviado por el arresto” y a su vez afirmó “Al fin me habéis detenido, yo no podía parar de hacer esto. Solo así, matando a las mujeres, disfruto del sexo. Sé que esto está mal, que así no podía seguir, y por eso tenía pensado entregarme dentro de un año”.
A los investigadores confesó crímenes que habrían empezado al menos en 1999, también les indicó que empezó a fotografiar a sus víctimas a partir de 2003.
El 1 de julio de 2007, pasó en solitario su cumpleaños. Nadie le visitó, ni siquiera su hermana con la que se sentía especialmente unido, El 2 de julio de 2007, Volker Eckert, fue encontrado muerto por los funcionarios en su celda en la prisión de Bayreuth, Alemania. Se había suicidado ahorcándose en los barrotes en su celda.
Después de su muerte, la policía encontró pruebas de que Eckert habría matado al menos a nueve mujeres más en Alemania, Francia, España e Italia.