Comunicado de E.T.A. cese definitivo

En un comunicado fechado el 20 de octubre de 2011, ETA manifiesta el «cese definitivo de su actividad armada» mi opinion la tengo forjada desde hace muchos años, de hecho pienso que donde mejor estarian los etarras es encerrados en una jaula y la misma depositada en el fondo de la fosa de Las Marianas.

No se que haran ahora las personas que tienen la responsabilidad de regir los destinos de este pais pero a la gente de bien, a las personas que estos dias les esta llegando la noticia de que en España habia una lucha armada, les dire que es mentira.

Mentira porque en España, un pais cuyo ordenamiento juridico es una Constitución, donde todos tenemos Derechos iguales, durante cincuenta años una banda de maleantes ha estado extorsionando, al igual que en los años 30 lo hacia Al Capone en la ciudad americana de Chicago, a sus convecinos,  y que mataban a todo aquel que osaba hacerles frente  o a aquel que pensaba de forma diferente a ellos.

En este pais en el que llevar una bandera del mismo es un insulto para muchos, hace falta explicar a los que aplauden a los asesinos que en este pais durante los cincuenta años que ha durado y dura la banda las victimas son y han sido siempre del mismo lado, los asesinos han sido siempre del mismo lado, los presos de ETA son asesinos con muchas muertes en sus espaldas y  que en cualquier otro pais considerado civilizado no verian la luz del sol salvo para salir al patio de la carcel.

Hay que tener en cuenta que la propia banda asesina se define como socialista y revolucionaria, asi que no es de extrañar que personas próximas ideologicamente a ellos, las personas que ondean banderas y llevan camisetas con la cara del terrorista Ernesto Guevara, que justifican a Hamas y, organizan caravanas de apoyo a los terroristas palestinos, que se apuntan a un bombardeo siempre y cuando, el bombardeo sea contra Israel,  ahora justifiquen y aplaudan sus actos.

Descargar comunicado cese de ETA
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Muerte camino de la Embajada

Alberto Amancio Alonso Gomez
Alberto Amancio Alonso Gomez
Juan Jose Caton Vazquez
Juan Jose Caton Vazquez

A las siete y veinte de la mañana del viernes 25 de abril de 1986, en la confluencia de la calle Juan Bravo con Principe de Vegara, en pleno barrio de Salamanca, en Madrid. Un coche cargado con mas de 20 kilos de explosivo y metralla fue activado a distancia cuando un Land Rover de la Benemérita esperaba el cambio de luz del semaforo de la esquina.

El vehiculo acababa de recoger a los Guardias Civiles que prestan servicio en las Embajadas de Estados Unidos e Italia. La explosión que según algunos testigos «fue como un terremoto», rompió los cristales de los edificios de mas de cuatro manzanas, destrozó varios coches y abrió un boquete de aproximadamente metro y medio de alto por uno de ancho en el muro del paritorio de la Maternidad de Nuestra Señora del Rosario, donde una hora antes acababa de nacer un niño; alcanzando de lleno en su lado derecho al Land Rover, que quedo convertido en un amasijo de hierros retorcidos y su techo abierto, como por obra de un enorme abrelatas.

De los nueve Guardias Civiles que viajaban en él, mueren cinco: Juan Mateos Pulido; Juan Carlos Gonzalez Rentero; Juan Catón Vazquez; Vicente Dominguez Gonzalez; y Alberto Amancio Alonso Gómez, de 24 años de edad, soltero. Otros cuatro resultaron heridos graves: José de Pablos Ruiz, natural de Yeste (Albacete), de 36 años de edad; Juan José Esteban Benito, natural de Madrid, de 21 años de edad; Juan Jesús Fancha López y el Guardia Civil Auxiliar Juan Carlos Acosta Martin Gil, natural de Madrid de 18 años de edad. Asi como cuatro personas que transitaban por el lugar, que sufrieron heridas de diversa consideración.

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Muerte de un miembro de los G.A.R.

Adrian Dionisio Gonzalez Revilla
Adrian Dionisio Gonzalez Revilla

Sobre las seis horas y cuarenta y cinco mintos de la mañana del sabado 26 de julio de 1986, terroristas de ETA lanzan una granada de carga hueca contra el Cuartel de Arechavaleta.

El proyectil fue a parar a un terreno, a unos cincuenta metros, sin que se produjeran desgracias personales ni daños materiales.

A las ocho de la mañana, hacia explosión un artefacto a unos cien metros del cuartel. Dicha explosión fue provocada para atraer a la zona a las fuerzas de la Guardia Civil .

Una hora después a las nueve de la mañana, cuando una patrulla del GAR (Grupo Antiterrorista Rural) inspeccionaba el terreno, hizó explosión una bomba-trampa oculta en la hierba, que alcanzó de lleno al Teniente Ignacio Mateú Isturiz y al Guardia Civil Adrian Dionisio Gonzalez Revilla, natural de la localidad de Villamayor (Palencia), de 29 años de edad; trasladado al Centro Asistencial de la localidad de Mondragón, a 10 kilómetros del lugar donde se produjo el hecho, ingreso cadáver en el Centro Hospitalario.

A propósito de este atentado encontré en internet lo siguiente:

En 1978 el Magistrado José Francisco Mateu Cánoves moría en atentado de ETA. Unos meses antes, su hijo Ignacio había comunicado en su casa que quería ingresar en la Guardia Civil. Su padre, que se sabía amenazado por ETA (no sin razón, como se pudo comprobar después) le dijo que él era el hombre de la casa y que no podía ser que dos personas de la misma familia estuvieran en el mismo peligro.

Ignacio ingresó en la Academia General Militar y pidió el Arma de Infantería.

Al morir su padre, en la petición más desgarradora que he conocido nunca, se dirigió al rey en demanda de «por haber cesado la causa que me llevó a solicitar el ingreso en el Arma de Infantería» ser trasladado a la Benemérita.

Su primer destino fue -lo era siempre en esos años- a las Vascongadas; allí el 26 de julio de 1986, cuando se encontraba franco de servicio, al saber que se había detectado un paquete sospechoso en las cercanías del cuartel de Arechabaleta, se fue para él en compañía de uno de sus guardias con la mala fortuna de que explosionase y se llevase por delante la vida de ambos.

Su madre me dijo -hace ya muchos años- que Ignacio sabía que moriría de verde allá arriba; que dejó todos sus papeles y todas las instrucciones para su entierro perfectamente detalladas.

El ejemplo de Ignacio Mateu, de su vida y de su muerte, alcanza cotas raramente vistas en el comportamiento humano, ambas son -a mi juicio- la plasmación en carne mortal del Decálogo que compusiera Franco para la Academia General Militar, y en particular el punto que reza: Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga.

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