La historia y la leyenda de Enriqueta Martí se forja a través del tiempo gracias a la prensa de principios del siglo XX, había nacido en San Felliu de Llobregat en 1868, aunque a muy temprana edad se traslada a Barcelona donde en principio trabaja de niñera, aunque no tarda en empezar una carrera como prostituta, acabando en la mendicidad, aunque también se la asocia al trabajo de curandera.
Llegó a casarse en 1895, pero no tuvieron hijos, el matrimonio tenia constantes separaciones y reconciliaciones, cuando suceden los hechos que dan lugar a la detención de Enriqueta llevaban más de cinco años separados.
La mísera vida de Enriqueta Martí cambió drásticamente el día 27 de febrero cuando un par de policías de Barcelona con la excusa de que había sido acusada de estar criando gallinas en su casa, algo prohibido entonces, registraron su casa en el entresuelo del nº 29 de la calle del Ponent, hoy Joaquín Costa, encontrando en la misma a Teresita Guitart Congost, una niña de cinco años que había desaparecido el día 10 del mismo mes.
Una vecina llamada Claudina, vio a la niña asomada a una de las ventanas de la casa de Enriqueta y avisó al Policía municipal José Asens que, en compañía de su jefe, el brigada Ribot, procedió al registro del domicilio.
Al parecer había secuestrado a la niña en una calle próxima a su domicilio, la había rapado la cabeza y la amenazó diciéndole que ella era su madre, que ya no tenía padres y que desde ese momento debía responder al nombre de Felicidad.
En el domicilio también se encontraba otra niña menor llamada Angelita, de padres desconocidos, que declaró que junto a ella había otro niño, de unos cinco años en la casa, pero que había visto meses antes a Enriqueta con un cuchillo en la mano en la cocina y que, tras eso, no volvió a ver a ese niño. Esto último hizo pensar a los investigadores que lo había asesinado ya que tampoco Enriqueta dio ninguna versión creíble del paradero de ese niño ni de con que personas lo había confiado.
Se procedió a registrar no solo el entresuelo donde vivía, sino que también se realizaron registros en otros domicilios donde había residido en Barcelona y alrededores, donde encontraron lo que de principio se identificó como huesos humanos, la prensa de la época publicó que en total se encontraron huesos de doce menores. También se encontraron frascos con sangre seca, algunas ropas viejas que la prensa publicó que eran de menores y que se encontraban manchadas de sangre.
En un momento histórico convulso para la cuidad de Barcelona, donde se acababa de producir la llamada Semana trágica los rumores corrían por doquier, imputando a Enriqueta todas las desapariciones de menores que habían ocurrido en los últimos tiempos en Barcelona y alrededores, que no eran pocas, acusándola de haberlos secuestrado para después prostituir a los menores entre personas pudientes de la ciudad y posteriormente asesinarlos para hacer pócimas o vender su grasa al más puro estilo del sacamantecas.
Cada noticia era mas truculenta que la anterior, se llegó a decir que Enriqueta era una mujer que por el día se dedicaba a la mendicidad y por la noche acudía a relacionarse entre la alta sociedad barcelonesa con vestidos y joyas de alto valor, donde alquilaba a los menores para satisfacer los depravados instintos de la alta burguesía.
Toda Barcelona comentaba que tenia en su casa una habitación con gran lujo, sin embargo, vivía en una casa humilde, cuando el periodista del periódico ABC,Luis Antón de Olmet, entró en el entresuelo del nº 29 de la calle del Ponent,concluye tras la visita, Jamás he contemplado nada tan miserable ni tan repulsivo.
Se procedió a su detención e ingresó en la prisión “Reina Amalia”, un centro demolido en 1936, las autoridades aplicaron a Enriqueta algo similar a lo que hoy se conoce como protocolo antisuicidios haciéndola acompañar por varias presas de confianza para evitar que se autolesionase ya que Barcelona bullía con dimes y diretes afirmando que la iban a matar para que no contase quienes eran los supuestos clientes de la alta sociedad que se beneficiaban de los truculentos vicios que ella alquilaba y procuraba. Los habitantes de la ciudad querían que Enriqueta llegase a juicio, develase quienes eran todos sus clientes y, que se la ajusticiase mediante garrote vil.
Existen varias versiones de su muerte, el suicidio fue la primera de ellas, existiendo varias versiones, todas ellas cortándose las venas, con una cucharilla metálica, con un cuchillo de madera e incluso mordiendo sus propias venas.
La segunda versión es que otras reclusas asesinaron a Enriqueta de una brutal paliza.
La última versión y la más probable es que falleció debido a una larga enfermedad, posiblemente cáncer de útero.
Murió el 12 de mayo de 1913, sin haberse producido el juicio que podría haber esclarecido el caso y fue enterrada en una fosa común en el cementerio del sudoeste, en las faldas del monte Montjuic.
Durante casi un siglo, esta sido la historia de Enriqueta Martí la vampira de Barcelona y así se la hemos contado, según pasaba el tiempo la leyenda de Enriqueta Martí crecía convirtiéndose gracias a la prensa de la época y al imaginario colectivo en secuestradora, proxeneta de niños, sacamantecas y la primera mujer asesina en serie de la historia de España, agravado el caso por el hecho de que sus victimas eran niños de corta edad.
Los teatros de la época llegaron a hacer caja exhibiendo en sus espectáculos a las niñas rescatadas, de las garras de la bruja asesina.
Sin embargo, según las últimas investigaciones realizadas por varios autores estos revelan que la historia real pudo ser mucho menos truculenta y novelesca de cómo contaban las madres a sus hijos para meterles el miedo.
Tres autores contemporáneos Elsa Plaza, Jordi Corominas y Salvador García Jiménez han estudiado el caso en varios libros y publicaciones realizados recientemente que niegan los hechos descritos hasta ahora, convirtiendo a Enriqueta Martí en casi una víctima del sistema.
En primer lugar, la única acusación que se produjo contra Enriqueta fue la del secuestro de Teresita Guitart y de Angelita, El abogado de Enriqueta Martí, baso la defensa del caso en que los hechos se produjeron porque Enriqueta no había podido tener hijos y que ello le había ocasionado un daño psicológico que le llevo a cometer el rapto.
En su declaración ante la policía dijo que Angelita era hija de su cuñada a la que hizo creer que la criatura había fallecido en el parto, aunque esto resulta ilógico siendo cuñadas, lo más probable es que se la entregase de motu propio y, cuando suceden los hechos, la cuñada se apresurase a manifestar lo anteriormente expuesto ya que resultaría difícil justificar el que no hubiese sospechado de que Enriqueta tuviese una niña al poco tiempo de haber dado a luz ella a una niña que casualmente no sobrevivió al parto.
Elsa plaza declara en su libro “Lo único cierto es que Enriqueta secuestró a Teresita por motivos que nunca conoceremos. Su abogado defendió que sufría un trastorno por no poder ser madre. Angelita era su sobrina y ella la cuidaba. Respecto a los huesos, se demostró que eran de una persona de unos 25 años. Ella era curandera y, en aquella época, se pensaba que tener determinados tipos de huesos en casa traía suerte.”
Existen testificales de los médicos forenses que examinaron dichos huesos que afirman que ninguno de los hallados correspondía a seres humanos.
En meses previos a que el caso saltase a la prensa habían desaparecido varios menores y, al parecer poco antes la detención de Enriqueta se había producido una intervención en un burdel donde se prostituía a menores, y en el que podría haber implicados algunos policías y autoridades de Barcelona lo que provocó los comentarios por todo Barcelona de que Enriqueta era quien surtía de niños para las aberrantes practicas sexuales de aquellos. Las últimas investigaciones indican que Enriqueta era la cabeza de turco perfecta para solventar el caso.
Las supuestas pócimas realizadas con sangre, el proxenetismo de niños y el resto de las actividades que se le achacan, quedan prácticamente descartadas porque esas actividades, en su época y actualmente, dan cuantiosos beneficios, sin embargo, Enriqueta vivía en una casa sumamente humilde.
Salvador García Jiménez escribe “Enriqueta Martí se refleja como una pobre diablesa a quien el pueblo, los medios de comunicación y los plumíferos coronaron en el trono de un infierno que se habían inventado”.
Enriqueta esta claro que fue una delincuente, en su historia se mezclan la historia con el imaginario popular, pero en ningún caso se le puede considerar la asesina en serie que hasta hace pocos años se la consideraba, ni siquiera los tribunales de la época le acusaron de ningún crimen, sin embargo, ¡que gran película se podría haber realizado si hubiese sucedido en Hollywood!.