Hace unos días uno de mis seguidores me preguntaba en Facebook, » ¿para ustedes quien realmente puede ser considerado un criminal?»
En primer lugar la pregunta me sorprendió y lo primero que pensé es que como mi interlocutor era del otro lado del Atlántico, podía llamar a error como ocurre en algunas traducciones la diferencia existente entre el idioma inglés, en el que la palabra «crime» se utiliza igual para identificar cualquier tipo de delito y, a por otro al idioma español, en el que existen dos palabras por un lado la palabra «crimen y criminal» sólo se utiliza para definir a aquella persona que mata a otra y, la palabra «delito» que engloba todos los delitos existentes.
Si hablamos de quién puede cometer un crimen, ser un criminal, mi respuesta sería cualquiera, ya que poniendo los elementos apropiados se puede llegar a que una persona mate a otra. Sólo hace falta saber con qué presionar a un individuo para hacerle llegar al límite en el cual esa persona cometería el crimen.
Por otro lado, también recordaba una charla en la cual un profesor de la Escuela de Especialización de la Guardia Civil formulaba la siguiente pregunta «¿quién de la sala es un delincuente?» Por supuesto ninguno levantamos la mano. El profesor continuo hablando y preguntándonos si jamás habíamos cogido nada que no fuese nuestro, por pequeño que fuese, llegando incluso a preguntar si en alguna ocasión habíamos bajado algún archivo sujeto a leyes de propiedad intelectual, alguna película, alguna canción, Al finalizar su disertación llegamos al convencimiento, de que todos los presentes, personas que nos consideramos a nosotros mismas personas rectas, según la norma, todos éramos delincuentes…
Esto último, me hizo pensar que el ser un delincuente o no, no es cuestión solo de lo que está escrito en la norma, de los usos y costumbres que también varían de un lugar a otro, sino de la actitud de las personas, de que éstas actúen de forma recta y, pensando en no dañar a los demás, pues las normas cambian y lo que hoy está permitido mañana puede estar prohibido.
La política criminal de los diferentes países nos puede enseñar precisamente mucho de lo expresado anteriormente, la manera de tratar el mismo hecho delictivo en unos lugares u otros hacen que el castigo sea muchísimo más duro en unos países y en otros prácticamente no se castigue. Una persona que roba en países islámicos como Arabia Saudí, Iran, Afganistan etc. Se le castiga cortándole la mano, mientras que en occidente eso se considera una salvajada.
Todo lo anterior me llevó a pensar hace mucho tiempo que realizar una detención es un acto jurídico dentro de un proceso en el cual participó de una manera casi casual y que lo que mejor que puedo hacer para ejercer mi propio trabajo es tratar al detenido de la mejor manera posible, siguiendo los procedimientos y desterrando cualquier sentimiento de animadversión hacia el propio detenido, bajo esa misma premisa cualquier tipo de tortura queda absolutamente fuera de lugar.
¿Por lo tanto, que es ser un criminal? La respuesta puede ser todos o también podríamos decir que depende del legislador y de la política criminal del lugar nos encontremos.