Vivimos en la era de internet, la tecnología avanza a pasos agigantados y la identificación de los delincuentes conoce cada vez más y mejores métodos para evitar errores.
Métodos de identificación como el ADN, las huellas dactilares, palmares o plantares son de dominio publico y aplicados en muchos y muy diferentes campos a la hora de realizar la identificación de personas, incluso otro novedoso método que es conocido y estudiado a fin de identificar a los autores del delito y ponerlos a disposición judicial es el otograma o también llamado la huella de oreja. En este último campo tenemos en España tres de los más avanzados conocedores de este tipo de identificación.
Cada vez aparecen sistemas que van un paso mas allá como , la identificación biométrica, por el iris del ojo, o el reconocimiento por la voz constituyen métodos de identificación que hace muy pocos años nos parecían de ciencia ficción.
Sin embargo, el otro día charlaba durante el curso de desaparecidos con otros asistentes y me sorprendí a mi mismo viendo como damos por hecho las cosas sin pensar como hemos llegado hasta aquí.
El retrato hablado es posiblemente el método mas antiguo de identificación de los delincuentes, pues se dirige a individualizar las características físicas del mismo al objeto de facilitar su captura y puesta a disposición de la justicia, el mismo se ha utilizado desde tiempos de los antiguos egipcios.
Existen varias huellas dactilares en tablas de arcilla, posiblemente utilizadas en operaciones comerciales que datan entre 2000-1000 AC.
Durante la historia se han utilizado diversos métodos para una vez capturado el delincuente, poder reconocerlo caso de reincidir, dichos métodos van desde el herraje con hierro candente en el rostro u otras partes del cuerpo, el corte de partes del cuerpo como las manos, método que se sigue utilizando en diversos países de religión musulmana en los que se sigue la Sharia o ley islámica.
Con respecto a lo anterior tengo que decir que la identificación de un delincuente que no hubiera delinquido nunca quedaba fuera de la identificación con los métodos descritos.
Un gran paso para la identificación de estos delincuentes viene dado por el trabajo de Alphonse BertillonW, medico francés que creo un novedoso sistema denominado antropometría, profusamente explicado en su libro Identification anthrométrique (1893) que individualizaba a los delincuentes mediante la medición de diversas partes del cuerpo.
– Largo y ancho de la cabeza
– Dimensiones de diversas partes del cuerpo como el dedo medio, el pie o la longitud desde codo hasta el dedo medio.
– Dimensiones como la braza, la talla o el busto
– Dimensiones de la nariz.
El método de Bertillon también realizaba una descripción del individuo y otras marcas particulares descriptivas del mismo.
Antonio Cela, Secretario de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses, rescato un bertillonaje en la prisión de Villanubla (Valladolid), fechado en 1923, puedes descargar un pdf con el documento.
William James Herchel fue la primera persona en utilizar la huella dactilar, demostró que las huellas eran perennes mediante sus propias impresiones tomadas con un intervalo de 28 años. Aunque de un modo práctico fue utilizado por Sir Edwar Richard Henry para evitar que los empleados indios de Calcuta donde trabajaba, cobrasen dos veces. La reseña dactiloscópica se empieza a realizar en España en 1922 siendo el método utilizado el descrito por Federico Oloriz.
Hoy en día sigue siendo el método por excelencia en la identificación habiéndose avanzado mucho con posterioridad en el sistema de automatización para el archivo de dichas huellas dactilares con la creación de sistemas informáticos con el AFIS o SAID.
Con el nacimiento de la fotografía nace la reseña fotográfica pero hasta 1931 no se empieza a realizar la misma en España.
Con este post no pretendo explicar todos los métodos de identificación, pues seria casi imposible,pero si dar un pequeño repaso a la historia, ya que a veces no nos damos cuenta de los grandes avances realizados últimamente y lo que han influido en nuestra vida.