Remembranza histórica de la pena de muerte en España

La pena de muerte quedó derogada en España por la Constitución española de 1978 que en su art. 15 expresa textualmente “Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra”. 

Posteriormente mediante la Ley Orgánica 11/2005 de abolición de la pena de muerte en tiempo de guerra se modifican las leyes 13/1985 del Código Penal Militar, la Ley Orgánica 4/1987 de competencia de la jurisdicción militar y la Ley Orgánica 2/1989 Procesal militar se elimina también la pena de muerte dentro del ámbito de la justicia militar.

Ultimo garrote utilizado en España
Ultimo garrote utilizado en España

Hasta el siglo XIX se utilizó para impartir esta pena sobre todo el ahorcamiento, junto con la decapitación y la hoguera. Se procede a cambiar el procedimiento para impartir esta pena mediante el Código Penal de 1822 que en su artículo 38 expresa “El reo condenado á muerte sufrirá́ en todos casos la de garrote , sin tortura alguna ni otra mortificación previa de la persona”, esta resolución se tomó como medida humanitaria gracias a la corriente que recorría Europa influenciados por la doctrina expresada por Cessare Beccaria en su tratado “De los delitos y las Penas” y su homologo español Manuel de Lardizábal que escribió su libro “Discurso de las Penas”.

El procedimiento legal para impartir esta pena en España desde entonces es el denominado garrote, que producía la muerte por rotura del cuello al desencajar las vertebras atlas y axis, aunque este resultado dependía de la fuerza del verdugo, en algunas ocasiones no se lograba el efecto esperado falleciendo el reo mediante estrangulamiento.

El garrote tenia tres versiones, noble, normal y vil, dependiendo de la cuna del reo y se diferenciaba por la manera de llegar el reo al cadalso y de los adornos del mismo, montados en caballo para los primeros, con cadalso adornados de paño negro, montados en burro o mulo y sin adornos en el cadalso para los segundos y el garrote vil en el que el reo acudía al cadalso arrastrado en un capazo de esparto, en este último caso ,el cadalso era más bajo que el resto.

No obstante, y pese a la opinión del público en general, la legislación con respecto a la pena de muerte en España no difiere mucho de los países de nuestro entorno. 

La pena de muerte en Francia se deroga por Ley en octubre de 1981, tres años después de España y, en el Reino Unido se deroga la pena de muerte aun más tarde, en 1998. 

El procedimiento para administrar la pena por el país galo era la guillotina, mientras que el Reino Unido se aplicaba mediante el ahorcamiento del reo.

La pena de muerte en todos los países se alejó de la sociedad paulatinamente, ya que en principio se realizaba de forma pública con el fin de amedrentar a otros posibles delincuentes, algunos autores lo definen como penas ejemplarizantes. 

La última ejecución pública

La última ejecución pública en España se realizó el 29 de octubre de 1893 en Murcia, el nombre de la condenada era Josefa Gómez alias “la perla”, la cual había envenenado a su marido, en compañía de su amante, Vicente Castillo el cual fue condenado a cadena perpetua.

La noche antes de aplicarse la sentencia, hizo su testamento, dejando como tutor de sus dos hijos al párroco de la Iglesia de San Antolín de la capital murciana. El ajusticiamiento de Josefa Gómez se produjo a las 8,25 de la mañana, tras haber bebido un sorbo de vino, el verdugo giró el tornillo del garrote, Josefa no llegó a terminar la última parte de su oración: Jesús, María y… Su cadáver estuvo expuesto durante más de 7 horas y la prensa del momento contabilizó mas de treinta mil asistentes al acto.

La última mujer ejecutada

La última mujer que sufrió pena de muerte en España, también por el método de garrote vil, ocurrió el 19 de mayo de 1959,  la condenada se llamaba Pilar Prades Santamaría, apodada “ la envenadora de Valencia” condenada por el asesinato a la mujer a la que servía como criada y dos condenas por el mismo motivo en grado de tentativa, en la persona de una compañera y la dueña de la casa en la que entró a servir posteriormente, con un veneno mata hormigas, a fin de ocupar su lugar como señora de la casa.

El verdugo se negó a ejecutar a Pilar y solo tras hacerle beber el contenido de una botella de coñac realizó su trabajo, llegando a retrasarse la ejecución hasta mas allá de las siete de la mañana, los agentes tuvieron que arrastrar hasta el patíbulo tanto a la reo como al verdugo. 

El verdugo llego a declarar con posterioridad «Una de las primeras condiciones que se debían poner al entrar en este destino es la de no tener que ejecutar nunca a una mujer. Ejecutar a una mujer es peor que ejecutar a treinta hombres. Tener que hacerlo con una mujer es lo más duro, y más con una muchacha joven de carnes tan blancas como aquélla”.

Últimas ejecuciones con garrote vil

Las últimas ejecuciones mediante garrote vil en España ocurrieron el 2 de marzo de 1974, en Barcelona y Tarragona.

Salvador Puig Antich, un terrorista anarquista, fue ejecutado en la prisión modelo de Barcelona acusado del homicidio del Subinspector de Policía Francisco Barragán.

El mismo día se aplico la sentencia en Tarragona Georg Michael Welzel, el cual era conocido con la falsa identidad de Heinz Chez, que había asesinado al Guardia Civil Antonio Torralbo Moral, sin existir ningún motivo, con una escopeta que había robado poco tiempo antes.

El último reo indultado condenado por garrote vil

José Luis Cerveto Goig, conocido como el asesino de Pedralves, fue condenado por dos delitos de homicidio y otros dos delitos de robo, que había cometido en mayo de 1974, a dos penas de muerte por medio de garrote vil al matar al matrimonio formado por Juan Roig Hospital y su esposa, María Rosa Recolons Morer, juzgado en 1977, se le conmuto la pena por dos condenas de treinta años cada una, máxima pena existentente en aquel momento.

Los ultimo ejecutado por el método de fusilamiento en España

El 27 de septiembre de 1975, se fusiló a los asesinos pertenecientes a la organización terrorista E.T.A., Juan Paredes Manot, alias Txiki, en Burgos y Ángel Otaegui Echeverrieta, en Barcelona, por haber asesinado al cabo de la Guardia Civil Gregorio Posadas Zurrón.

El mismo día en Hoyo de Manzanares (Madrid) los asesinos del Policía Armada Lucio Rodríguez, también fueron ajusticiados por el método de fusilamiento. Pertenecían a la organización terrorista Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), y eran José Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez-Bravo Sollas y Ramón García Sanz.

Últimos indultos condenados a muerte por fusilamiento

Los consejos de guerra que se produjeron para condenar a los anteriores y que sucedieron durante los días 11, 12 y 17 de septiembre de 1975, condenó a muerte a los expresados anteriormente, sin embargo, la pena no se ejecutó en otros seis condenados, conmutando las penas de muerte por otras que oscilaban entre los veinticinco y treinta años de prisión. 

Las personas que se beneficiaron de la no ejecución de la pena son José Antonio Garmendia Artola, perteneciente a la organización terrorista E.T.A., y los miembros del grupo terrorista FRAP, Manuel Blanco Chivite, VIadimiro Fernández Tovar, Concepción Tristán López, Manuel Cañaveras de Gracia y María Jesús Dasca Penelas.

El último verdugo

Antonio López Guerra, el último verdugo español, ajustició a Pilar Prades, dos meses después ejecutó en Madrid a José María Jarabo Pérez-Morris, otro de los asesinos que forman parte de la historia negra de este país, y, también aplicó la sentencia de Salvador Puig Antich en marzo de 1974, la última persona a la que se practicó garrote vil.

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